miércoles, 24 de abril de 2013


Darío Lemos a Jotamario

Jota: esta ciudad no tiene importancia. Lluvia, sol a ratos, lluvia, frío. No soporto
más esta porquería. Todo se gasta en cuatro años por la misma calle, siempre se
deja algo en todas partes. Un abrazo en una esquina, centímetros de suela en las
aceras, todo, a cambio de nada.Mis trabajos, poeta, nada que se pasan a máquina.
Tendré que robar una, porque tengo cositas qué decir. Mucha gripe, mucha. Un
vacío terrible, no tengo deseos ni siquiera de morir. Imposible ir a Cali por ahora.
Además las ciudades son todas iguales, apestan. Yo sugiero para mi gravedad el
mar.
       Sí, es lo último. Allí, se llega. ¿Te gusta el mar? ¿Estar tendido en la playa
mirando en el cielo nubecillas que huyen al oeste? ¿Mirar el brillo de los negros,
la boca como brea y un miembro pequeño gastado por la sal? ¿Redes grasientas
secando sus costillas entre dos palmeras viejas? ¿Cajas traídas en barcos esperando
en el muelle polvoriento? ¿Mujeres de cuerpo duro quemadas por el sol que las
define? ¿Cangrejos oscuros y ciegos caminando en contravía? ¿Turistas lolitas
en short y 13 años? ¿La brisa queriendo llevarse los cabellos más allá, más allá,
donde termina el mundo y comienza a acantilar? ¿Dejarse masturbar por una
ola hembra o macho, pero ola? ¿Mirar alejarse las gaviotas y un poco de ron
en la ventana? Sí, quiero mar para nosotros, dioses podridos de ciudad. Estoy
reventado esta tarde. Te quiero,
Dario lemos

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