miércoles, 24 de abril de 2013

Ultimo poema


Ahora que puedo no sólo mirar sino “ver” desde mi cama 
las aguas de un mar sin sal y sin ahogados; 
ahora que puedo guardar esas montañas en el bolsillo 
donde guardaba los cigarrillos amargos; 
ahora que ya casi viajo donde el animal tiene que viajar, 
voy a mirarlo todo con sonrisa de armonía sangrante, 
voy a ponerme nuevamente la pierna derecha, 
voy a poner un serrucho en cada encía 
y voy a “vivir” hasta que muera. 
Y posiblemente amaré las mañanas 
y nuevamente algún crepúsculo peinará mis cejas. 
¿Crees alma mía que este cuerpo fatigado y rebelde, 
medio cuerpo que antes fuera armónico, 
quiera soportar más esta tierra deslucida y cruel? 
¿O mi cuerpo agrietado permanecerá eterna tea? 
¿Llegarán los vientos como las argollas 
que llegaban a mi niñez de pececito sabio 
a refrescar los latigazos de bambalina 
con que mis padres y sacerdotes españoles 
castigaban mi manera de mirar azul? 

Darío Lemos

Esas hojas hijo que vimos hoy en el parque...



Esas hojas hijo que vimos hoy en el parque son 
                                       de caucho
Te digo ésto para no hablarte dolorosos cuentecitos
Prefiero que el cielo te posea
Ya no sé que hacer de tanto amarte
En tí no opera la cosmología
Esas tetillitas rosadas nunca morirán
Eres de jabón.
La cantidad de alambre que envuelves es infinita.

Tu rostro es un paisaje
Sabes a perejil
Hueles a mamey
Miras como Rimbaud
Llevas en la nariz a Dios
Tienes siete años amarillos
Inventaste la risa
                                       y vuelas


Darío Lemos

Nota: Este poema no aparece en ninguno de los libros de Darío Lemos. Fue tomado de los cuadernillos publicados en los años 80 por la Biblioteca de la Universidad de Antioquia bajo la dirección de Gustavo Zuluaga, con un tiraje de 200 ejemplares.


Poema de mi idiotez

Estoy desesperado porque no llueve
porque Dios se olvidó que Darío calla si no llueve
               estoy marihuano
siento en el estómago alacranes y fósforos de guerra
espero suicidarme cuando acabe el cigarrillo
               ahí va...
Voy llegando a cualquier encrucijada
las glándulas arreglan sus ropas para el viaje
voy a vivir al otro lado
también hay cine
y la cerveza es sangre de las vírgenes
Dios necesita un compañero loco
que le ayude a ponerse sus manoplas
y lo lleve cuando ebrio a su buharda.
Me voy en el bus del infierno
no quiero morir sin comer mandarina
con yodo y con alambre
sin comerme un buho asado al calor de unos brazos.
No me gusta el frente de las casas
No me importan los avisos de Neón ni sus maridos.
               Hablo con mi boca
               fumo con mis ojos
No quiero ver mujeres con los brazos lelos
Darío Lemos

Darío Lemos a Jotamario

Jota: esta ciudad no tiene importancia. Lluvia, sol a ratos, lluvia, frío. No soporto
más esta porquería. Todo se gasta en cuatro años por la misma calle, siempre se
deja algo en todas partes. Un abrazo en una esquina, centímetros de suela en las
aceras, todo, a cambio de nada.Mis trabajos, poeta, nada que se pasan a máquina.
Tendré que robar una, porque tengo cositas qué decir. Mucha gripe, mucha. Un
vacío terrible, no tengo deseos ni siquiera de morir. Imposible ir a Cali por ahora.
Además las ciudades son todas iguales, apestan. Yo sugiero para mi gravedad el
mar.
       Sí, es lo último. Allí, se llega. ¿Te gusta el mar? ¿Estar tendido en la playa
mirando en el cielo nubecillas que huyen al oeste? ¿Mirar el brillo de los negros,
la boca como brea y un miembro pequeño gastado por la sal? ¿Redes grasientas
secando sus costillas entre dos palmeras viejas? ¿Cajas traídas en barcos esperando
en el muelle polvoriento? ¿Mujeres de cuerpo duro quemadas por el sol que las
define? ¿Cangrejos oscuros y ciegos caminando en contravía? ¿Turistas lolitas
en short y 13 años? ¿La brisa queriendo llevarse los cabellos más allá, más allá,
donde termina el mundo y comienza a acantilar? ¿Dejarse masturbar por una
ola hembra o macho, pero ola? ¿Mirar alejarse las gaviotas y un poco de ron
en la ventana? Sí, quiero mar para nosotros, dioses podridos de ciudad. Estoy
reventado esta tarde. Te quiero,
Dario lemos

Cambio al país cultural mi libro que edita Colcultura por una silla de ruedas



Medellín, enero/84


Querido Juan Luis:

     Acabo de encontrarme contigo en un periódico que misteriosamente ha llegado a esta cama donde estoy hace un año. ¡Verdaderamente quisiera ser un pulpo para abrazarte mucho!

     Y aprovechando unas hojas de papel que también misteriosamente aparecieron sobre mi almohada de enfermo, te escribo para enviarte, no la dosis de veneno que tenían mis cartas, sino una copa de amor para que brindemos por la muerte.

     Y le envío a la cultura colombiana, que por algunos motivos representas, mi pierna derecha para que sea colgada y exhibida como escarnio. Yo me voy de este mundo monótono del hombre. Y entrégales también mi libro que debe estar editando Colcultura, mis Sinfonías para máquina de escribir, que estuvieron extraviadas tantos años y que ahora publicadas dejarán de ser mías, porque los poemas cuando se publican son como hijos que se van. Ahora después de muchos años de no querer participar en la trampa que el arte ofrece a los artistas para que se disfracen, estoy escribiendo "Gran Canto a la Alegría", pero no como esperan algunos poetas de mi país, que me levante por fin después de tantos años y diga "mi verdad"; se equivocaron, yo sólo ofreceré "mi versión". La veradd no es cosa de los hombres.

     Si Fernando González escribió sobre los nadaístas antes de morir: "¡Eureka, ya nació, por fin nació la poesía en esta Colombia que era nada, paja, nada. Ya no me iré tan triste, pues por fin vi nacer mi patria",  yo, en cambio, me voy un poco triste porque dejo un paisaje desolador en la poesía colombiana. Los poetas están escribiendo poesía "sumisa". Ellos no saben que en la poesía -cuando es alta poesía- el poema se sale del poema; la poesía adquiere alas, como adquirimos alas los poetas a quienes nos amputan la pierna.

     ¡Mira, Juan Luis, esa foto de Rimbaud! ¡No me estremezco! y a pesar de que es considerado el rey de los poetas, su poesía no me deslumbra, aunque sé que es escrita por un poeta de "raza superior"; y ahora ese "dulce niño" y yo nos tenemos confianza: tuvimos que buscar el equilibrio inventando el arte ignorado, olvidando el arte. ¡Existe entre nosotros cierta complicidad! En los primeros años hundidos en la poesía hasta la demencia, y luego ese desgano, ese decir a la sociedad de la época que la única manera de encontrar a Dios no es el arte, que hay que ser ángel y demonio para que resulte el "santo". Porque aunque él sea Rimbaud, todavía es terrenal. Lo único extra que puede permitirse es la aureola. ¿No recuerdas, Juan Luis, que también una mañana lo encontraron muertecito? Y mi amigo Gonzalo Arango, que fue mi compañero en la lucha que salvaría a mi generación de los mitos, desde la juventud, también una tarde viajando en auto recibiendo el aire se quedó para siempre mirando el horizonte. Y así Gonzalo me ha tomado siete años de ventaja en el conocimiento de "el misterio". El, que todavía se interesaba por algunas cosas del mundo, se me fue primero. (¡Ventajoso!).

     El, que me dijo la última vez que hablamos: "Poeta, yo moriré en la cama porque he sabido elegir mis enemigos", ese mismo estuvo siempre dándose golpes en la vida y el último golpe lo mató. Pero él ya estaba desnudo y el último lastre que llevaba era el amor, ya estaba preparado para llegar al lugar de las sombras. Y ahí lo tenemos, agigantado, devorando etapas para llegar a lo eterno. En pocos días yo saldré de la tierra por un hueco diferente, pero que conduce al mismo sitio, y posiblemente nos encontremos para seguir "navegando". Y juntos iremos de vacío en vacío.

     Esta muerte, querido maestro, que comenzó en el pie y subiendo se apoderó de mi cuerpo en busca de órganos vitales, esta muerte que vivo no me deja "perplejo"; sólo siento una alegría maliciosa, una ansiedad, como si estuviera esperando el tren que me llevaría a esos mares que dejaré en la Tierra. Con naturalidad. Sin sobresaltos. Yo comencé a morir desde mi nacimiento y he muerto muchas muertes; esas muertes de la vida que son las verdaderas muertes. Entonces pensarías, Juan Luis, si el poeta es un experto en muertes, ¿por qué está haciendo esa algarabía, por qué no deja dormir esta noche, por qué no borra los poemas que escribió y se marcha sumiso como ha sido, hacia su destino que le señalan otras "fuerzas superiores"? Sucede que Darío Lemos tiene todavía su mitad en la Tierra: Estoy todavía ocupado como todos los poetas, "decorando". Esta no es una confesión, porque los pecados que tenía los perdoné yo mismo; no es una advertencia, porque mi reino no es el reino de los jueces. En el último año que he estado en esta cama, junto a la misma ventana, mirando el único pedazo de cielo que me es posible, he caminado sin piernas más kilómetros que esos cuarenta años que estuve en fricción con la ceguera de los hombres.

     No quiero decir que haya llegado al "conocimiento". Así como escribir poesía es un aberrante acto de soberbia, sería yo un soberbio si te dijera que he llegado por fin a los jardines de piedra, donde no hay ni sed, ni encrucijadas, ni tangentes. Es cierto que abandoné el cuerpo que no me pertenece porque mi pierna derecha, en la que sólo me podría parar como una garza, está tomando ese color lila que luego pasará a ser violeta hasta llegar a gangrena. Entonces los médicos se frotarán las manos y pedirán la segueta. Y ya sin remos y sin uñas, sólo quedará ese tronce de araucaria delgado soportando la cabeza donde permanece guardado el secreto. Y nadie llorará mi embarazo de Dios.

     Pero sin piernas estaré más liviano, perderé el contacto con la tierra, en el momento de "elevarse" quedará más fácil. Y posiblemente permaneceré volando ceremoniosamente, como un gallinazo sobre las montañas de esta ciudad dolorosa, que es sólo una inmensa piscina forrada en oro de placenta y pecaditos, esta ciudad que llevas en el bolsillo de tu corazón y que años ahora que vives en esa capital más fría que las academias.

     Y es, querido mío, que yo me voy pero queda lacrada mi historia clínica, en esos sanatorios mentales donde me clasificaron, donde encontré vociferando a Artaud, esos templos donde llegaba en los veranos a cambiar la armadura oxidad, para regresa a la guerra del engaño en los inviernos. Esos sanatorios donde alejándome del arte descubría a Dios enredado en la encías desnudas de mis alienados.

     Me voy, pero caminaré todas la noches en el túnel orinado de esas cárceles de mi pobre país, donde viví, hechas como los uniformes militares, de mierda y soledad. Y me quedo también en el corazón de Puma y de mi hijo Boris, ese gnomo que aparece siempre de cabezas en mi limitada "obra" y que entrego a Jesucristo que es el encargado de las cosas del "Gran Padre" en esta tierra.

     Me esperan en la sala de cirugía. Me operarán de nuevo en el Hospital San Vicente, con toda la pobreza que merezco.

     ¿Te imaginas a Darío Lemos tratando de cazar el pajarito Dollar, hablando del dinero abstracto, negociando con su arte? Es cierto que en este país impersonal, con un presidente sudoroso que no tiene la culpa, todavía existe un fondo económico para esta cultura que muere como las iguanas: con la cola separada del cuerpo, y con espasmos. Y tú, creo que manejas ese oro. ¡Aleluya! Cierra la ventana para que abajo los súbditos no escuchen el negocio de dos hombres honestos. Se asombrarían. Se trata solamente de regresar al "trueque", un cambio de especies. Cambio al país cultural que representas mi libro que edita Colcultura por una silla de ruedas. Puede ser grande o pequeña; como no tengo cuerpo, en todas me acomodo. Pasaría en ella sentado caminando las últimas tardes, y luego cuando llegue el momento, la dejaría a un lado de la tumba para salir todas las noches a fumar el mismo cigarrillo que me causó la muerte, y a mirar la luna, romántico y ausente en la nada, como romántico idiota fui en la vida.

     A esta hora comienzan los dolores como obedeciendo a un reloj interno. Voy a dormir un poco y mañana seguramente mi desayuno sobrará.


Darío Lemos.

Parpado Teatro - Lemos 2 canciones


http://www.youtube.com/watch?v=-AZ38uAInnE

Victor Bustamante sobre Dario Lemos

http://www.youtube.com/watch?v=qA2_Xl8CX30